domingo, 17 de octubre de 2010

Discurso Para La Noche de Navidad

Discurso Para La Noche de Navidad



Noche que según dijo Cervantes, el inmortal autor del Quijote, fue el día para la humanidad, noche que a través de la vida nos llena el corazón de alegría, de la misma alegría que sentimos en nuestro primeros años.

 Noche en que el invierno pierde su tristeza y se vuelve un viejo bonachón que canta y que sonríe. 

Noche en que el cielo tiene una infinita transparencia que nos hace ver a las estrellas más brillantes, con resplandores fantásticos que nos recuerdan la poética leyenda en que una estrella, fue a iluminar con su luz purísima, en la entrada del portal del Belén, en donde reposaba el amor de los amores, la encarnación del mas sublime amor, mientras que en el ciclo de los ángeles cantaban:

 ¡Gloria a dios en la alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!

Noche en que la nieve pierde su frialdad para hacerse blancura e inocencia, en que los vientos de invierno no soplan, para no tumbar la infinita paz de la tierra que sueña viendo las brillantes estrellas, en aquella noche en que se hizo el milagro de que los ángeles bajaran ala tierra, para cantar el nacimiento del Mensajero de la Paz, y en que las estrellas también bajaron para anunciar la buena nueva.

Noche en que a pesar de todas nuestras dudas, de todos nuestros escepticismos, sentimos que cruza por nuestro pensamiento como una revelación o como un sueño la visión luminosa del paisaje de Belén, el cielo en infinita serenidad, tachonado de estrellas que despedían resplandores y formaban en el ambiente como un barniz plateado, el campo quieto y lleno de aromas el camino en lunado por donde iban los ángeles de cabelleras de oro, de ojos de luminoso azul, vestidos con largas túnicas resplandecientes, con las blanquísimas alas recogidas, que rozaban el camino con la blancura sedosa de sus plumas, dirigiéndose hacia el humilde portal de Belén


Noche en que Dios mando su mensaje de Paz sobre la tierra.